Acerca del Autor


El pintor Juan Gallardo Ariza nació en La Algaba (Sevilla) en 1921. Tras una juventud en la que estudió en la Escuela Superior de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría, su disconformidad con el método académico lo llevó a abandonar Sevilla y establecerse en Madrid durante dos años. En 1963, el apogeo de París como centro mundial del arte moderno, le empujó a un viaje que duró casi cuatro años, y le permitió tomar contacto con todos los estratos sociales. Sin conocimientos de francés, sobrevivió a partir de su arte en las más diversas expresiones.

De esta época son su pinturas verdes, plenas de hombres con marcadas facciones que reflejan la escasez y el abandono.


En 1966, enfermo, contactó con su amigo, el pintor Calvo Carrión quien, afincado en Palma de Mallorca, lo convenció para que se tomara un descanso y disfrutara del clima terapéutico de la isla. Este encuentro determinaría el futuro de Juan Gallardo. Al llegar al estudio de Calvo Carrión, tuvo ocasión de contemplar un retrato que éste pintaba en ese momento y que correspondía a la que en pocos meses se convertiría en su mujer e inspiración para el resto de su obra, Sunsi Bonet.

Ya afincado en Mallorca, fundó la Galería "El rincón del artista" que se convirtió en punto de encuentro artístico de la isla. Epoca de febril actividad, fundó también el grupo artístico BES.

Hasta su fallecimiento, en Abril de 2009, formó parte de innumerables exposiciones nacionales e internacionales y obtuvo numerosos premios, entre los que cabe destacar la Medalla de Oro de Ciudad de Nimes (Francia) o la Medalla de Honor del Salón de Otoño en Palma de Mallorca.

De Juan Gallardo no se puede decir que fuera un pintor de una sóla técnica. Con una capacidad extraordinaria para diseccionar las figuras que él mismo creaba, paseó por el óleo pintando una y otra vez los paisajes de la isla que lo acogió y exploró con materiales y formas. Sin embargo, son sus dibujos pintados con tinta china, con una técnica que jamás reveló, lo más significativo de su arte. En ellos se refleja una enciclopedia de respuestas humanas, la ira, la desesperación, la irracionalidad social, la soledad...Elementos que repetía constantemente y que reflejaban la impronta de una juventud y una madurez marcadas. El toro aparece constantemente en sus dibujos representando la fuerza de la respuesta humana, representando un país, una fuerza colectiva o sencillamente una huída.

Como contrapunto, en sus cuadros al óleo aparecen representados paraguas, que ocultan a las figuras a las que proteje, y encajes que ofrecen una visión más amable de la realidad, casi opulenta.